Título: El desafío del Colectivo LGTBIQ+ en Entornos Hostiles
Abstract:
De acuerdo con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), todas las naciones deben reivindicar y garantizar los derechos de la comunidad LGTBIQ+. Sin embargo, unos 70 estados miembros de la ONU siguen criminalizando al colectivo LGTB+, mientras que, en muchos otros países, son víctimas de diversas formas de intolerancia, discriminación y persecución. En estas circunstancias, las personas LGTB+ se enfrentan a situaciones extremadamente hostiles debido a la criminalización, la persecución estatal, la censura y la violencia sistemática.
Este artículo analiza los retos y desafíos que enfrenta el colectivo LGTBIQ+ en entornos peligrosos, denunciando categóricamente las atrocidades cometidas contra personas inocentes en países como Rusia, China e Irán, y exponiendo las duras condiciones a las que se ven sometidas. Asimismo, se investigan las consecuencias de vivir en estos entornos hostiles.
A través del análisis de este problema social a escala global, el estudio tiene como objetivo identificar soluciones tecnológicas e híbridas que contribuyan a mitigar las dificultades y, en muchos casos, salvaguardar la seguridad de las personas del colectivo LGTBIQ+ en contextos adversos. Estas soluciones serán desarrolladas en las siguientes actividades.
Palabras clave:
Índice
1.1 Objetivo y motivación del estudio
1.2 Breve descripción de las diferentes secciones del artículo2. Situaciones del colectivo LGTBIQ+ en entornos hostiles
(Clasificados y seleccionados como ejemplos representativos, prototipando los tres niveles de represión.)
2.1 Censura y vigilancia en China
2.2 Criminalización y persecución estatal en Rusia
2.3 Pena de Muerte y violencia sistemática en Irán3. Consecuencias del colectivo LGTBIQ+ en entornos hostiles
3.1 Violencia y delitos de odio
3.2 Marginación económica y social
3.3 Destrucción de espacios seguros y redes de apoyo
3.4 Impacto en la salud mental
3.5 Migración forzada y exilio
4. Soluciones tecnológicas e híbridas
(Su desarrollo se abordará en las siguientes actividades).
5. Conclusiones
6. Investigaciones futuras
7. Bibliografía
1. Introducción
1.1 Objetivo y motivación del estudio
1.2 Breve descripción de las diferentes secciones del artículo
El artículo se estructura en cinco grandes bloques temáticos. En primer lugar, se presenta una contextualización general sobre el objetivo y la motivación del estudio. A continuación, en la sección 2, se describe la situación actual del colectivo LGTBIQ+ en tres países caracterizados por diferentes tipos de represiones: China, donde se analiza la censura digital y la vigilancia estatal; Rusia, centrando la atención en la legislación discriminatoria y la violencia sistemática; e Irán, donde se examina la criminalización de la homosexualidad con pena de muerte y la instrumentalización de la cirugía de reasignación de sexo como mecanismo de control.
La sección 3 aborda las consecuencias de vivir en entornos hostiles, organizadas en cinco subcategorías: marginación y estigma social, destrucción de espacios seguros y redes de apoyo, violencia y delitos de odio, impacto en la salud mental, y migración forzada y exilio. Estas dimensiones permiten profundizar en los múltiples efectos de este problema social sobre la vida de las personas LGTBIQ+ en estos países analizados. Finalmente, en la sección 5, se exponen las conclusiones generales del estudio.
2. Situaciones del colectivo LGTBIQ+ en entornos hostiles
2.1 Censura y vigilancia en China
En China, a lo largo de más de una década de liderazgo del presidente Xi Jinping, se ha reducido de forma drástica el espacio para el libre pensamiento y el debate en la sociedad en general. Uno de los grupos más afectados, con frecuencia pasado por alto, ha sido la comunidad LGTBIQ+ del país asiático. De acuerdo con diversos análisis, puede observarse que la instrumentalización política de la LGTBIfobia, junto con la represión de los derechos humanos de las personas pertenecientes a esta comunidad, forma parte de una estrategia destinada a consolidar identidades permitidas por el régimen y a reforzar una sociedad heteropatriarcal normativa, con el objetivo de perpetuar el gobierno autoritario, la legitimidad y el control tanto de Xi Jinping como del Partido Comunista de China (Falci, 2023).
Uno de los primeros acontecimientos significativos que evidenciaron la situación del colectivo LGTBIQ+ en entornos hostiles en China tuvo lugar en mayo de 2014, cuando nueve activistas LGTBIQ+ chinos fueron arrestados por la policía en Pekín por organizar la primera marcha pública LGTBIQ+ en el país, con motivo del Día Internacional contra la Homofobia y la Transfobia. Paralelamente, en la ciudad de Xi’an, se declaró públicamente que la ciudad excluía a personas homosexuales, y la policía detuvo a nueve activistas que estaban organizando una conferencia sobre los derechos de esta comunidad (Feder, 2014). En 2021, la Administración Nacional de Radio y Televisión de China (NRTA, por sus siglas en inglés) anunció la prohibición de las estéticas afeminadas en los programas de entretenimiento. La misma institución clasificó a ciertos creadores de contenido y celebridades como “influencers vulgares”, con el objetivo de frenar lo que denomina contenidos “nocivos” o “no saludables”. Asimismo, la NRTA declaró estar trabajando activamente en la corrección de las representaciones masculinas en televisión, promoviendo una imagen más “viril” del hombre. En este proceso de ingeniería cultural, los medios de comunicación estatales han desempeñado un papel clave. El periódico Xinhua News Agency han publicado artículos en los que se condenan abiertamente los comportamientos afeminados de celebridades masculinas, al tiempo que se ensalzan figuras que encarnan el ideal del ciudadano chino: trabajador, patriótico y al servicio del ejército. Todo ello forma parte de una estrategia más amplia orientada a reafirmar la hegemonía de un modelo heteropatriarcal normativo, virilista y funcional al proyecto político del Partido Comunista, en el que no hay espacio para la disidencia ni para la pluralidad identitaria (Falci, 2023).
Sin embargo, lo que resulta más severo y alarmante es que, debido al notable crecimiento económico y tecnológico en la última década en China, el régimen de Xi Jinping ha logrado utilizar las tecnologías y herramientas digitales para ampliar el poder y el alcance de su maquinaria de censura y vigilancia, sembrando miedo y preocupación en la comunidad LGTBIQ+. En primer lugar, destaca la función de la denominada “ciberpolicía” o policía de la red, encargada de ejecutar las órdenes de censura del Estado. Este cuerpo está formado por expertos en informática e Internet, y su objetivo principal es supervisar y controlar sitios web, redes sociales y foros, así como bloquearlos en cuanto se detectan contenidos o incluso palabras consideradas “prohibidas”. Asimismo, el régimen chino ha desarrollado un sofisticado sistema de control de Internet que permite detectar y bloquear el uso de proxies y redes privadas virtuales (VPN), frecuentemente empleados para eludir la censura. Además, ha implementado filtros a nivel de portales y servidores que analizan el tráfico en busca de palabras clave “sensibles”, las cuales son automáticamente restringidas por ser consideradas ilegales o contrarias al discurso oficial (Salvia, 2010).
El uso de estas tecnologías digitales ha permitido al régimen chino implementar de forma eficaz medidas de censura y vigilancia específicamente dirigidas contra la comunidad LGTBIQ+. En 2023, se publicó una nueva normativa nacional que define los estándares sobre lo que se considera contenido apropiado en línea, con un énfasis particular en la supuesta protección de menores. En este contexto, cualquier referencia a “orientaciones sexuales” o “identidades de género” que se alejen de la norma mayoritaria se clasifica como contenido “perjudicial” para la juventud. Este documento, de carácter marcadamente restrictivo y titulado “Clasificación y códigos de contenido perjudicial en Internet para menores”, está obstaculizando de forma significativa la difusión de información sobre cuestiones LGTBIQ+ en el ámbito digital. La normativa no solo limita gravemente la libertad de expresión, sino que impide activamente que las nuevas generaciones accedan a referentes diversos, promoviendo una visión monolítica y excluyente de la identidad y la sexualidad, en coherencia con el proyecto ideológico del Partido Comunista de China. En obediencia a las normativas discriminatorias impuestas por el régimen, redes sociales como Xinlang Weibo, una plataforma china de microblogueo, anunciaron que, con el objetivo de crear un entorno “armonioso”, eliminarían vídeos e imágenes “con implicaciones pornográficas, que promuevan la violencia sangrienta o que estén relacionados con la homosexualidad” (Falci, 2023).
2.2 Criminalización y persecución estatal en Rusia
La ausencia de libertades políticas, la estrecha relación del gobierno con la Iglesia Ortodoxa rusa, el uso de una retórica marcadamente antioccidental y la percepción social negativa hacia las personas LGTBIQ+ conforman un entramado ideológico y cultural que alimenta la necesidad del régimen de Vladimir Putin de criminalizar y perseguir a la población LGTBIQ+. Con el objetivo de preservar su legitimidad frente a estos referentes de autoridad simbólica y social, los derechos de las personas LGTBIQ+ han sido sistemáticamente vulnerados en la Federación Rusa (Walstad, 2019).
La denominada “ley de propaganda gay” constituye uno de los ejemplos más representativos de la legislación restrictiva característica del proceso de autocratización vivido en Rusia durante la última década. Esta norma presenta una particularidad distintiva: a diferencia de otros mecanismos legales que limitan la libertad de expresión de forma generalizada, ha sido diseñada explícitamente con un carácter discriminatorio, al dirigirse de manera específica contra la comunidad LGTBIQ+. El aumento de los delitos de odio contra personas LGTBIQ+ en Rusia es un fenómeno especialmente preocupante, estrechamente vinculado con la introducción de esta ley en 2013. Entre los casos en los que se ha aplicado la citada ley se encuentran sanciones por ondear una bandera arcoíris, mantener conversaciones públicas sobre la homosexualidad, proyectar películas con temáticas LGTBIQ+ o prestar apoyo psicológico a personas homosexuales mediante grupos de ayuda (Katsuba, 2023).
La situación más crítica para la comunidad LGTBIQ+ en Rusia se manifiesta en el trato que recibe por parte del gobierno en la región de Chechenia. La historia reciente de este territorio hostil, marcada por la violencia y el autoritarismo, junto con una población mayoritariamente musulmana y conservadora, ha generado un entorno en el que los derechos de las personas LGTBIQ+ son sistemáticamente vulnerados con impunidad y sin oposición social significativa. El trato atroz hacia los hombres homosexuales en Chechenia ha sido ampliamente documentado, incluyendo palizas, torturas mediante electrocución, humillaciones y asesinatos. Diversos informes han calificado esta situación como una auténtica purga de carácter homófobo, en la que los hombres sospechosos de ser homosexuales son secuestrados, y los contactos de sus teléfonos móviles, también presuntamente homosexuales, son igualmente capturados y sometidos a abusos. Los agentes gubernamentales implicados en estas acciones llegan incluso a incitar a las familias de los detenidos a cometer “asesinatos por honor” tras su liberación. Esta campaña de persecución cuenta con el respaldo del gobierno de Vladimir Putin, lo que transmite un mensaje claro al conjunto de la sociedad rusa: la detención y tortura de personas homosexuales no solo es tolerada, sino que carece de consecuencias legales o sociales (Osborne, 2017).
2.3 Pena de Muerte o reasignación de sexo en Irán
En la República Islámica de Irán, tres principales fuerzas que regulan el comportamiento individual (la ley, la religión y la cultura popular) se oponen abiertamente a la comunidad LGTBIQ+. El Código Penal iraní, basado en la ley islámica (sharía), establece castigos severos para quienes sean condenados por mantener relaciones sexuales consensuadas con personas del mismo sexo. En este contexto, las personas LGTBIQ+ pueden ser objeto de detenciones arbitrarias, agresiones físicas y sexuales durante su reclusión, procesos judiciales sumarios y castigos corporales, todo ello exclusivamente por su orientación sexual.
De acuerdo con el Código Penal Islámico de Irán, las relaciones sexuales entre personas del mismo sexo están criminalizadas, estableciendo un amplio abanico de castigos que van desde los latigazos hasta la pena de muerte, dependiendo del tipo de acto y del género de las personas implicadas. En el caso de relaciones sexuales consentidas entre mujeres, se contempla una pena de hasta 100 latigazos. Por su parte, se impone la pena de muerte a los hombres que mantengan relaciones sexuales anales consentidas con otros hombres. Además, la legislación iraní penaliza otros actos de intimidad entre personas del mismo sexo, como los tocamientos o los besos considerados “íntimos”, que pueden ser sancionados con hasta 74 latigazos (Ahmady, LGBT In Iran: The Homophobic Laws And Social System In Islamic Republic Of Iran, 2021).
Dada la gravedad del contexto, resulta fundamental destacar que Irán es uno de los siete países del mundo que aún aplica la pena de muerte por actos homosexuales. Estas ejecuciones se llevan a cabo mediante ahorcamiento y, en muchos casos, de forma pública, incluso contra menores de edad. Desde la Revolución Islámica de 1979, se estima que alrededor de 5.000 personas han sido ejecutadas en Irán por motivos relacionados con la criminalización de las personas LGTBIQ+. En 2005, la ejecución pública de dos adolescentes, Mahmoud Asgari y Ayaz Marhoni, provocó una fuerte condena internacional, evidenciando la imprevisibilidad y la extrema severidad con la que el régimen iraní aborda la homosexualidad. De manera similar, un adolescente llamado Makwan Moloudzadeh fue ejecutado cuando tenía 13 años, a pesar de que todos los testigos se retractaron posteriormente de sus acusaciones y el propio Moloudzadeh retiró su confesión. No obstante, fue ahorcado sin que su familia ni su abogado fueran informados previamente. Estos casos revelaron con claridad la naturaleza draconiana de su postura frente a las identidades y orientaciones sexuales minoritarias (Ahmady, Migration and Gender for Iranian LGBT, 2018).
Por otra parte, Irán ha atraído la atención internacional por el elevado número de cirugías de reasignación de sexo que se realizan en el país. No obstante, un porcentaje significativo de las personas que se someten a estas intervenciones no lo hacen por una vivencia genuina de identidad trans, sino porque son homosexuales, lesbianas o personas bisexuales que perciben la cirugía como la única vía posible con el objetivo de eliminar cualquier rastro de su orientación homosexual y, de ese modo, ser considerados “legales” conforme a la legislación iraní. Diversos informes han señalado que aproximadamente el 45 % de las cirugías de reasignación de sexo realizadas en Irán responden a este tipo de casos, concebidas como una forma de “cura” para hombres homosexuales o mujeres lesbianas. Este fenómeno es consecuencia directa de la estricta criminalización de las relaciones homosexuales en el país, donde la ley castiga estos actos con la pena de muerte. En este contexto, la reasignación de sexo se convierte, en muchos casos, en un mecanismo de supervivencia para las personas del colectivo, quienes se ven obligadas a elegir entre la ejecución por ahorcamiento o una cirugía forzada. Esta práctica, además de vulnerar sus derechos fundamentales, produce un profundo daño físico y psicológico al imponer un procedimiento irreversible como única alternativa frente a la persecución institucionalizada (Yadegarfard, 2019).
Las personas LGTBIQ+ en Irán viven inmersas en un clima de constante incertidumbre, peligro y presión social. Diversos factores estructurales contribuyen a las condiciones inhumanas en las que se desarrolla su cotidianidad. En primer lugar, los elementos religiosos y patriarcales que caracterizan a la actual República Islámica consideran la homosexualidad como una amenaza que debe ser temida, reprimida y controlada. El Código Penal iraní, basado en la ley islámica (sharía), establece castigos severos para quienes sean condenados por mantener relaciones consensuadas con personas del mismo sexo. A ello se suman las presiones familiares y sociales que obligan a las personas LGTBIQ+ a ocultar su identidad, privándolas de dignidad, reconocimiento y visibilidad, y situándolas en una posición de extrema vulnerabilidad. Estas dinámicas actúan de forma individual, colectiva y simultánea, reforzando un sistema de exclusión profundamente hostil hacia quienes no se ajustan al régimen heteropatriarcal dominante ni a la normatividad sexual y de género impuesta por el gobierno iraní (Ahmady, Migration and Gender for Iranian LGBT, 2018).
3. Consecuencias del colectivo LGTBIQ+ en entornos hostiles
3.1 Marginación y estigma social
Desde 2016, el gobierno chino ha adoptado medidas aún más restrictivas a nivel sistémico, prohibiendo oficialmente la emisión de cualquier programa televisivo que incluya representaciones de relaciones entre personas del mismo sexo. Paralelamente, los censores estatales han eliminado de las plataformas digitales las series web que abordan esta temática. En el marco de esta prohibición, las “relaciones entre personas del mismo sexo” fueron explícitamente asociadas con “perversiones sexuales, agresiones sexuales, abusos sexuales” y otros comportamientos considerados abominables, lo que puede contribuir a reforzar el estigma social hacia la comunidad LGTBIQ+. El documento de ocho páginas emitido como parte de esta decisión gubernamental también señalaba que los programas televisivos debían abstenerse de tratar temáticas que “exageren el lado oscuro de la sociedad”, entre las cuales se incluían referencias explícitas a relaciones homosexuales (Gómez-Diago & Xu, 2020).
Asimismo, un estudio realizado entre 2016 y 2017 reveló que aproximadamente la mitad de los 91 libros de texto de psicología empleados en universidades chinas describían la homosexualidad como una patología, lo que refleja una voluntad institucional de mantener una narrativa patologizante que refuerza la marginación social de las personas LGTBIQ+ (Wang, y otros, 2019).
En cuanto al régimen ruso, la introducción de legislación de carácter discriminatorio, junto con el discurso político y mediático que la ha acompañado, ha tenido un impacto potencialmente significativo en la opinión pública respecto a la comunidad LGTBIQ+. Estas disposiciones legales, enmarcadas dentro de un contexto ideológico heteropatriarcal normativo, gozan de la legitimidad suficiente para moldear la estructura social y, en consecuencia, influir en la red de valores y percepciones de los individuos. Esto ha supuesto un retroceso en las libertades fundamentales a lo largo de la última década, en la que las acciones del gobierno ruso han contribuido a reforzar una percepción LGTBIfoba alimentada por el sentimiento nacionalista dominante (Pérez Sánchez, 2015).
A partir de 2013, coincidiendo con la promulgación de la denominada “ley de propaganda gay”, se observa un notable deterioro en las actitudes sociales hacia las personas homosexuales. Según un informe publicado en 2021 por el Levada Center, titulado “La actitud de los rusos hacia la comunidad LGTBIQ+”, el sentimiento más común entre la población es el de “repulsión o miedo”, una respuesta registrada en el 38 % de los encuestados en 2021, frente al 21 % recogido antes de 2013. Paralelamente, la proporción de personas que manifestaban indiferencia hacia la comunidad LGTBIQ+ prácticamente se redujo a la mitad: del 45 % anterior a 2013 al 26 % en 2015. Además, una clara mayoría de la población (68 % en 2021) niega el derecho de las personas del mismo sexo a mantener relaciones sentimentales o conyugales. Estos datos reflejan el establecimiento de un entorno social hostil hacia la comunidad LGTBIQ+, un entorno que, en gran medida, ha sido promovido y legitimado por la citada ley y por el discurso institucional que la respalda, con el fin de profundizar en la marginación y el estigma social hacia los colectivos más vulnerables (Katsuba, 2023).
Cualquier análisis riguroso sobre las minorías sexuales en Irán, sus dificultades sociales y las experiencias cotidianas que enfrentan, exige una comprensión profunda del doble entramado normativo que configura su realidad: el religioso y el legal. Ambos sistemas operan de manera coordinada y frecuentemente convergente, en la marginación, el silenciamiento y la criminalización de una comunidad que vive en una dinámica estructural de miedo e invisibilidad. Irán constituye una sociedad fuertemente patriarcal que consagra la masculinidad como principio hegemónico. En este contexto, toda desviación respecto a las normas sexogenéricas dominantes es automáticamente interpretada como una amenaza al orden moral y social, frecuentemente codificada como un trastorno mental o una desviación de conducta. Esta construcción cultural contribuye de forma decisiva a la estigmatización sistemática y a la patologización institucional de las identidades y orientaciones sexuales disidentes, profundizando su exclusión del espacio público y su desprotección jurídica (Ahmady, LGBT In Iran: The Homophobic Laws And Social System In Islamic Republic Of Iran, 2021).
3.2 Destrucción de espacios seguros y redes de apoyo
Uno de los eventos de mayor relevancia celebrados en China con el objetivo de construir espacios seguros y redes de apoyo en torno al colectivo LGTBIQ+ fue ShanghaiPRIDE, una iniciativa que reunía a individuos, organizaciones defensoras de derechos, empresas y otros actores sociales comprometidos con el apoyo a esta comunidad. En un contexto de creciente represión hacia cualquier forma de organización autónoma no controlada por el Estado, y a pesar de tratarse de un evento gestionado íntegramente por un equipo de voluntariado con un enfoque cultural y social reivindicativo, el festival comenzó a recibir una presión cada vez mayor por parte de las autoridades locales, hasta que en 2020 fue cancelado indefinidamente (Team ShanghaiPRIDE, 2020).
En 2021, en China, decenas de cuentas de WeChat pertenecientes a grupos universitarios LGTBIQ+ fueron eliminadas de la plataforma sin previo aviso. Estas cuentas, que durante años habían funcionado como espacios seguros para la comunicación interna, la construcción de comunidad y la organización de eventos dentro de universidades e instituciones de educación superior, desaparecieron de forma repentina, dejando a miles de estudiantes sin uno de sus principales canales de conexión y apoyo (Teh, 2021).
Ese mismo año tuvo lugar uno de los episodios más graves y críticos para los derechos LGTBIQ+ en China: la clausura forzosa de “LGBT Rights Advocacy China”, una organización que llevaba más de siete años trabajando en la defensa de los derechos de la comunidad y en la sensibilización pública sobre los numerosos desafíos a los que esta se enfrenta. Entre sus principales líneas de actuación se encontraban la promoción del matrimonio entre personas del mismo sexo y la lucha contra la discriminación laboral, dos ámbitos clave en los que la comunidad LGTBIQ+ china continúa estando gravemente desprotegida (Wu, 2021).
Desde 2017, el régimen chino puso en marcha una campaña de represión sistemática contra la comunidad LGTBIQ+, prohibiendo el acceso a diversas aplicaciones como Grindr y Zank, plataformas utilizadas para establecer vínculos, formar redes de apoyo y construir espacios seguros. Estas medidas impusieron nuevas restricciones al ya limitado margen de interacción social y comunitaria de este colectivo, lo que pone de manifiesto una estrategia sostenida de desmantelamiento de los espacios digitales seguros para la comunidad LGTBIQ+ (Falci, 2023).
En 2011, la marcha del Orgullo en Moscú fue disuelta violentamente por las autoridades. Al año siguiente, el Ayuntamiento de Moscú decretó la prohibición de este tipo de manifestaciones durante un periodo de cien años. Esta medida, de carácter extremo, se inscribe en una estrategia más amplia del gobierno ruso orientada a suprimir la expresión pública de las personas y activistas LGTBIQ+, aniquilando espacios seguros y redes de apoyo fundamentales para esta comunidad (Walstad, 2019).
En el caso específico de Irán, la vida de las personas LGTBIQ+ permanece oculta, silenciada o confinada al ámbito privado, como si su mera existencia fuese negada por la sociedad. Esta invisibilización sistemática genera un profundo sentimiento de aislamiento estructural y conlleva la ausencia de redes de apoyo comunitario. En consecuencia, puede afirmarse que no existe ningún espacio verdaderamente seguro para las personas LGTBIQ+ en Irán (Ahmady, Migration and Gender for Iranian LGBT, 2018).
3.3 Violencia y delitos de odio
El aumento de los delitos de odio contra personas LGTBIQ+ en Rusia es un fenómeno especialmente preocupante, estrechamente vinculado con la introducción de la denominada “ley de propaganda gay” en 2013. Se trata de una normativa que no solo margina y estigmatiza a un colectivo vulnerable, sino que además refuerza un clima de intolerancia institucionalizada, favoreciendo la normalización de la violencia y del discurso de odio hacia las personas LGTBIQ+ en la sociedad rusa (Katsuba, 2023).
De acuerdo con la investigación realizada por Sergey Katsuba, se identificaron un total de 1.056 delitos de odio cometidos contra 853 víctimas, de los cuales 365 resultaron en fallecimientos. Además, los datos revelan una tendencia creciente en el número de delitos de odio dirigidos contra personas LGTBIQ+ a lo largo del periodo analizado. Este aumento se vuelve especialmente significativo tras la entrada en vigor de la denominada “ley de propaganda gay”. A partir de ese momento, no solo se registra un incremento notable en el número de agresiones, sino que dichos niveles se mantienen elevados de forma constante hasta el final de la década. Como ejemplo ilustrativo, en el año 2014 (el primer año después de la promulgación de la ley), el número de delitos de odio registrados fue tres veces superior al de 2010. Por lo tanto, la violencia contra la comunidad LGTBIQ+ en Rusia debe ser calificada como sistemática, ya que no se trata de casos aislados o esporádicos, sino de un patrón persistente y reiterado de agresiones motivadas por prejuicios. Asimismo, tal como ha señalado el Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH), existe una posible influencia de la denominada “ley de propaganda gay” en el aumento del número de estos delitos de odio (Katsuba, 2023).
En Rusia, los ataques violentos contra la comunidad LGTBIQ+ no solo son más frecuentes, sino también considerablemente más severos en comparación con otros delitos similares. Según las estadísticas analizadas, se observa un alto grado de violencia extrema en los homicidios cometidos contra personas LGTBIQ+: casi 70 % de los casos examinados presentaban signos de furia o agresividad exacerbada por el odio, incluyendo desmembramiento de cuerpos, mutilaciones genitales, uso de múltiples armas, golpes repetidos o numerosas heridas por arma blanca. El análisis de los datos ha permitido identificar que, de un total de 531 incidentes clasificados como delitos contra la vida y la integridad física, 354 presentan al menos un indicio de violencia extrema, lo que equivale al 67 % de los casos en esta categoría. Por otra parte, los datos muestran que las agresiones premeditadas aumentaron de forma significativa a partir de 2013, coincidiendo con la entrada en vigor de la denominada “ley de propaganda gay”. Mientras que en 2010 se registraron 10 casos, en 2017 la cifra se elevó a 50, manteniéndose en niveles elevados durante seis años consecutivos (2014–2019). Además, en tres de esos años (2017, 2018 y 2019), esta categoría constituyó la modalidad predominante de delito de odio contra la comunidad LGTBIQ+ en Rusia (Kondakov, 2019).
Los delitos de odio y la violencia contra la comunidad LGTBIQ+ en Rusia no deben considerarse fenómenos aislados, sino como parte de un proceso sistemático de marginación institucionalizada. La violencia ejercida, que con frecuencia implica planificación, brutalidad extrema y participación colectiva, constituye una consecuencia directa de un marco legislativo que discrimina, estigmatiza y deja desprotegidos a los colectivos afectados. Por ende, la ley impulsada por el régimen autoritario de Vladimir Putin no solo legitima socialmente el odio, sino que también perpetúa una forma de violencia estructural que consolida la situación de vulnerabilidad de la comunidad LGTBIQ+.
La violencia y los delitos de odio contra las personas LGTBIQ+ en Irán se manifiestan tanto a través de mecanismos institucionalizados como mediante prácticas extralegales que consolidan un clima generalizado de represión. Las fuerzas de seguridad realizan con frecuencia redadas en fiestas y reuniones privadas organizadas por personas LGTBIQ+, lo que con frecuencia se traduce en detenciones arbitrarias, incluidos arrestos de activistas en defensa de los derechos del colectivo. Estas intervenciones no solo vulneran gravemente derechos fundamentales, sino que además restringen aún más la posibilidad de vivir la identidad de género u orientación sexual de forma abierta y segura dentro del marco sociopolítico iraní. A esta represión formal se suman múltiples formas de control no codificadas, como las políticas informales que refuerzan la intolerancia institucional. En este contexto, cuerpos como la Policía de la Moral o las fuerzas Basij suelen detener a personas por la presunta comisión de actos considerados “no islámicos” en espacios públicos, especialmente durante los meses de verano, cuando la vida social se traslada al exterior. Estas prácticas tienen consecuencias profundamente devastadoras, ya que disuaden a las minorías sexuales de denunciar delitos de odio por miedo a represalias, revictimización o a ser patologizadas como personas con trastornos mentales, reforzando así su invisibilización y exclusión sistemática del espacio público. Las personas LGTBIQ+ en Irán son víctimas de graves violaciones de derechos humanos y de delitos de odio, cometidos tanto por agentes del Estado (como el gobierno, el sistema judicial o las fuerzas de seguridad), como por actores no estatales, incluidos centros educativos, comunidades locales e incluso los propios entornos familiares. La impunidad constituye una constante: nadie rinde cuentas por estos abusos sistemáticos, lo que perpetúa la violencia y consolida la marginalización estructural de este colectivo (Yadegarfard, 2019).
3.4 Impacto en la salud mental
De acuerdo con una investigación realizada por el psicólogo Mohammadrasool Yadegarfard sobre la comunidad LGTBIQ+ en Irán, la totalidad de los participantes del estudio reportaron haber sufrido distintos trastornos de salud mental, entre ellos depresión, ansiedad, trastorno obsesivo-compulsivo (TOC) y autolesiones. Un porcentaje considerable de los encuestados llegó incluso a declarar que había intentado suicidarse. No cabe duda de que las personas LGTBIQ+ en Irán experimentan lo que se conoce como estrés de minoría, un concepto que hace referencia al estado psicológico generado por el estatus socialmente inferior asignado por la cultura dominante, así como por la discriminación sistemática y los prejuicios sociales. Este estrés está asociado al impacto prolongado de estas presiones externas sobre el bienestar emocional y a los mecanismos de adaptación que las personas desarrollan para hacerles frente.
Diversas investigaciones han demostrado que las personas LGTBIQ+ presentan, en general, niveles de bienestar psicológico significativamente más bajos que sus homólogos heterosexuales. En particular, se han documentado tasas elevadas de ansiedad, depresión e ideación suicida en esta población, como resultado de factores como el aislamiento social, la discriminación, la supresión de la identidad y el rechazo familiar. Estas condiciones adversas pueden llevar a que muchas personas recurran al consumo de sustancias, como el alcohol o las drogas, como mecanismos de afrontamiento frente al sufrimiento psicológico derivado de sus experiencias sociales negativas (Yadegarfard, 2019).
3.5 Migración forzada y exilio
La migración de personas LGTBIQ+ hace referencia al desplazamiento, tanto internacional como interno, motivado con frecuencia por la necesidad de escapar de la discriminación, la violencia o el trato degradante sufridos en razón de su orientación sexual y/o identidad de género. En la práctica, sus trayectorias migratorias y los procesos de solicitud de asilo suelen estar marcados por experiencias profundamente traumáticas, en muchos casos atravesadas por una violencia extrema. Lejos de suponer una ruptura total con la persecución sufrida en sus países de origen, el proceso migratorio puede reproducir dinámicas similares de discriminación LGTBIfóbica y vulneración de derechos humanos. No es raro que, a lo largo de su desplazamiento, las personas LGTBIQ+ revivan los mismos factores que motivaron su huida: trato brutal, desprecio abierto hacia su existencia, agresiones sexuales y una constante presencia de miedo y ansiedad.
En el caso específico de Irán, la presión ejercida por las autoridades, la postura extremadamente represiva del régimen y el rechazo por parte de los propios entornos familiares empujan a muchas personas LGTBIQ+ a abandonar el país en busca de libertad y seguridad. Su orientación sexual o identidad de género las convierte en objetivos de una persecución sistemática y sostenida, tanto institucional como social. Esta situación genera una doble carga: la de ser personas refugiadas y, al mismo tiempo, formar parte de una minoría sexual. Esta doble condición sitúa a los migrantes LGTBIQ+ en una posición de vulnerabilidad aún más acentuada, ya que sus experiencias de desplazamiento están marcadas por la pertenencia a un grupo social considerado inaceptable y por la marginación que implica la inaccesibilidad a los sistemas tradicionales de apoyo, tanto familiares como comunitarios. Para muchas personas LGTBIQ+ iraníes, esta marginalización añade una capa adicional de dificultad al ya complejo y arduo proceso de solicitud de asilo. Las barreras que enfrentan los solicitantes de protección internacional pertenecientes al colectivo LGTBIQ+ son, a menudo, más profundas y específicas que las que afrontan otros refugiados. Entre ellas destacan el miedo a revelar su identidad durante los procedimientos, la desconfianza hacia las instituciones, la revictimización y la falta de sensibilidad cultural o formación adecuada en materia de diversidad sexual y de género por parte de las autoridades migratorias. Las personas migrantes LGTBIQ+ procedentes de Irán no solo se ven obligadas a abandonar su país por un temor fundado a la persecución sistemático, sino que también enfrentan nuevas formas de discriminación y violencia a lo largo de su trayecto hacia la seguridad (Ahmady, Migration and Gender for Iranian LGBT, 2018).
5. Conclusiones
El análisis holístico y comparativo de los casos de China, Rusia e Irán revela un patrón común de represión institucionalizada hacia la comunidad LGTBIQ+, sustentado por marcos legales discriminatorios, discursos normativos que exaltan la heterosexualidad como modelo único de ciudadanía, y mecanismos de control social que invisibilizan, criminalizan o patologizan toda forma de diversidad sexual y de género. Aunque cada contexto presenta particularidades históricas, culturales y religiosas, en todos ellos se observa la consolidación de un sistema heteropatriarcal y machista que no solo limita la libertad individual, sino que legitima la violencia, justifica la exclusión y obstaculiza el acceso a derechos fundamentales. Las consecuencias de vivir en estos entornos hostiles son múltiples: desde la marginación y el estigma sociocultural, hasta la destrucción de redes de apoyo, la exposición a delitos de odio, el deterioro de la salud mental y la necesidad de huir del país de origen en busca de supervivencia.
En este sentido, resulta imprescindible implementar soluciones híbridas y transversales que articulen enfoques tecnológicos, jurídicos, sociales y educativos. Estas respuestas deben orientarse a la protección de las personas LGTBIQ+ en situación de vulnerabilidad, al tiempo que ofrecen herramientas y canales eficaces para la reconstrucción de espacios seguros y redes de apoyo, especialmente en contextos donde estos han sido sistemáticamente desmantelados. Para abordar de manera integral los efectos de los entornos represivos, estas soluciones deben responder a múltiples dimensiones interrelacionadas, que han sido analizadas anteriormente. En definitiva, este estudio no solo tiene como propósito documentar las condiciones de vida del colectivo LGTBIQ+ bajo regímenes autoritarios, sino que también identificar herramientas digitales y soluciones híbridas que puedan contribuir de forma efectiva a mitigar las vulneraciones de derechos y a salvaguardar la seguridad y la integridad de las personas pertenecientes al colectivo LGTBIQ+ en los entornos hostiles.
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